Al mismo tiempo, el actuar del Idénticoáclito en nosotros es amable: es cachas y delicado. El viento y el fuego no destruyen ni incineran lo que tocan: el primero resuena en la casa donde se encuentran los discípulos y el segundo se posa suavemente, en forma de llamas, sobre la comienzo de cada individualidad. Y igualmente esta delicadeza es un